lunes, 19 de abril de 2010


El porqué del zapateo


Dom, 07/03/2010
La República
Por Eloy Jáuregui

Siempre me pregunté por qué bailamos tanto los peruanos. Desde el duelo de Atahualpa a manos –literal– de Pizarro, se guarda luto y se zapatea al mismo tiempo. Zambos, cholos y sacalaguas, mueven la pelvis y gritan en silencio por nuestro dolor. Y estudios y bibliografía sobre el asunto no abunda. Si hoy nos sorprende el éxito masivo de organizaciones como el Grupo 5 o Caribeños, tengo que remitirme a la memoria de las bandas de retretas en el norte peruano que animan las zarabandas pueblerinas de las fiestas jubilares. Pero si me detengo a mencionar las fiestas patronales del Valle del Mantaro, no olvido a las bandas que festejan casi todos los días las fiestas, procesiones y ferias de los diferentes pueblos que celebran a vírgenes o santos patrones de una tradición festiva, ubérrima y harto colorida.

Pero acaso no estaré hablando de un antecedente que llegó a Lima en 1984 con el grupo Los Shapis y trajo a la capital un tipo de música con aires de huaino integral y de un género bautizado como el “tropical andino” para conquistarla de manera definitiva y rotunda. Por ello debo admitir que en el libro “La rica cumbia. Las voces que hicieron historia”, de Miguel Laura Saavedra (Enero, 2010), está la punta de ese iceberg. Ahí se consignan los testimonios de 18 protagonistas del género denominado “Cumbia peruana”, que van desde el selvático Wilindoro Cacique, del grupo pucallpino “Juaneco y su Combo”, pasando por el chiclayano Lucho Paz de diversos grupos norteños y, hasta “El Chévere” Félix Martínez fundador de “Los Rumbaney”.

Así como el pollo a la brasa es nuestro plato de bandera –perdón, Acurio–, el universo de la cumbia es nacional. En Piura, Lambayeque, La Libertad, Ancash o Iquitos, el ritmo es representativo de su cultura nativa, que ha sufrido de influencias y de modalidades, pero que se baila y canta en todos los entornos sociales y entre todas las generaciones. Vivimos una explosión comercial pero el fenómeno no es nuevo. Habita entre nosotros desde hace más de 50 años y es una verdadera industria que maneja ingentes cantidades de dinero y que uno la ubica en la producción discográfica y en el constatar que solo en Lima hay unos 50 conciertos de cumbia a la semana. En este tema es pertinente el trabajo del profesor Jaime Bailón “Chicha powers” (Universidad de Lima, 2008), quien explica los resortes de los nuevos formatos de mercadotecnia de la música popular en el Perú .

Una verdad me queda clara, que los protagonistas de este libro desdeñan términos intelectuales como “hibridación”, “mestizaje, “mezcla”, “reciclaje”. Al contrario, con el narrar de sus “propias vidas”, describen diversos fenómenos de la cultura popular y de los desplazamientos sociales, esas capas tectónicas que se mueven, hace centurias. No puedo negar que en la cumbia peruana habitaba el espíritu del peruano de pueblo. En los acordes de Jaime Moreyra, juliaqueño radicado en Huancayo, líder de Los Shapis o la voz de Claudio Morán del barrio de La Victoria, hay un manejo de esos resortes que alimentan el imaginario del pobre y de aquel desarraigado de la masa migrante y desplazada pero que jamás dejó de cantar, chupar y sobre todo, zapatear. ¿Bailamos, amor?

sábado, 13 de marzo de 2010


Enrique Delgado y Los Destellos- "El Roqui Roqui" Rock de los 60s





Los Destellos de Enrique Delgado- "Guajira Sicodélica"


jueves, 4 de febrero de 2010


Los Destellos de Enrique Delgado- "Elsa" (en vivo) /Octubre de 1995

Enrique Delgado, fundador y artífice del éxito del grupo musical Los Destellos, desde los años 70s hasta mediados de los 90s, interpreta en este video la canción “Elsa” que está a punto de convertirse en el himno de la cumbia peruana por su inclusión en la película “La teta asustada”. En esta versión en vivo, Enrique despliega todo su arsenal artístico y destreza con el instrumento de las 6 cuerdas, improvisando en el intermedio de la canción un solo de guitarra al puro estilo de Carlos Santana, solo que su interpretación reviste un grado mayor de dificultad porque el compás rítmico de la cumbia es más rápido que el del rock o guajira que interpreta Santana. He ahí el mérito de Kike Delgado, quien se formó en el conservatorio nacional de música y no era un guitarrista improvisado (como se encuentra hoy en día) que se encierra una semana en un garaje y sale a intentar destronar a otro “cumbiambero” figureti" y con ansias de ganar la mayor cantidad de dinero en el menor tiempo.

Delgado Montes, se mandó construir una guitarra de doce cuerdas con el maestro Falcón, por ello es que sus "punteos" e improvisaciones tenían un sonido especial, único, como si estuviese tocando dos guitarras a la vez. Un año después de esta actuación, Kike Delgado murió en una sala de hospital, producto de una fatal negligencia médica.

miércoles, 3 de febrero de 2010


LOS DESTELLOS A FAVOR Y EN CONTRA


30/01/10

Sótano Beat

Boys and girls! Your attention please.

Durante la década de los 70 Los Destellos, de Enrique Delgado, crearon dos canciones en las que abordaron un mismo tema.

La primera de ellas apareció a inicios de los setentas, bajo el título “Onstá la yerbita” y es toda una apología a la paz, el amor y la experiencia psicodélica, acreditada a Delgado, Quiroz y el “Guajirito” Ortega*, quien corre a cargo de la parte vocal. En los punteos y feedbacks se turnan Fernando y Enrique. El tema salió doblemente editado en el LP “Constelación” y en el mini LP “Para ellas”, clasificada como “ritmo onda”.

La canción acaba de salir reeditada en el “Back to Perú vol. 2” y ha sido particularmente elogiada en todas las reseñas que hemos revisado.



Por 1978 los mismos integrantes de Los Destellos vuelven a traer la temática al vinilo. El amigo Tito Caycho, bajista de Los Destellos y compositor de grandes éxitos fuera y dentro del grupo, siempre ha sido, en contraposición a los demás integrantes del grupo, una persona casi abstemia.

Eso sí, sus matrimonios se cuentan con los dedos de las dos manos. Pues de su autoría es esta alegre canción que podría figurar hoy por hoy en cualquier propaganda de Cedro:

“Marihuana, no”.



Y nada. Fumando un tronchito esperaremos a que a algún sello se le ocurra sacar una selección de los temas cumbia-beat de Los Destellos.

“Apaga eso, oye. Corazón, corazón, corazón”.

* Oswaldo "Guajirito" Ortega, luego formaria otras bandas, entre ellas la mas célebre: "Los Topacios", con la cual se haria mucho mas conocido a nivel nacional con el detonante tema de mediados de los 70 "Mi sufrimiento".



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1968: El Año de la Invención de la Cumbia Peruana


21 de febrero de 2008
Sótano Beat

En 1968 Los Destellos publicaron su primer LP y fundaron así la llamada cumbia peruana*, una mezcla bien proporcionada de cumbia, psicodelia, huayno y muchas cosas más.

La receta exacta se la llevó a su última morada Enrique, director musical del grupo y la única persona que podría detallar los ingredientes de una mixtura que parece bolseada del pantalón tonero del mismísimo Satanás bailador.

La aceptación del nuevo sonido fue inmediata y se convirtió en el aliciente que toda una generación de músicos dedicados al género tropical necesitaba para salir a la luz. Estos nuevos grupos enriquecieron el tono de voz original con acentos selváticos y de todas las regiones del país, y así llegó convertido a nuestros días en, quizá, el único consenso nacional.

Ya que este 2008 encuentra a la onda tropical peruana casi alejada de sus raíces rockeras (y con varios grupos deleznables) y convertida en toda una riquísima industria disputada por mafias musicales, los miembros de la Columna preferimos desempolvar a los clásicos de la cumbia-beat (nuestra preferida) y nos alistamos a revivir los tonos en el Majestic y el Paseo Colón, con Los Diablos Rojos, Los Ecos, Los Orientales de Paramonga, Los Mirlos, Juaneco & su Combo, y con los posteriores Celeste, Los Titanes, Los Ilusionistas, Grupo Naranja, entre tantos otros; y momentáneamente nos sacamos las botitas beat mientras sentados sacamos brillo a nuestros makarios chillantitos, esperando ver si alguna de las autoridades que rigen la llamada “cultura oficial del país”, le rinden el homenaje que se merece a los imperecederos Los Destellos. Lo justo.

LOS DESTELLOS

Fan de la música criolla durante su adolescencia, Enrique Delgado Montes persiguió a las estrellas del vals por las radios limeñas para verlas actuar en vivo. Convertido en guitarrista profesional luego de su paso por el Conservatorio, Enrique llegó a acompañar a diferentes conjuntos criollos y folclóricos en sus grabaciones; además de participar en la orquesta del mítico Eulogio Molina y en la de Enrique Lynch, con quienes recorrió todos los géneros de moda y aprendió los secretos del oficio. También fundó Los Embajadorcitos Criollos, su grupo de jarana criolla.

Convertido en fan de los Beatles y la nueva ola a mediados de los 60, una leyenda urbana cuenta que trató de participar, sin éxito, en la banda de rock limeña The Black Boys (1965), más adelante renombrada como Los Cuervos.

Posteriormente editó tres discos de 45 R.P.M., bajo el nombre de Los Destellos: uno de corte criollo y los otros con tendencia a la nueva ola. Tras aquella etapa experimental y ya cumplidos los 30 años, Enrique parecía tener una idea bien esbozada del sonido que quería lograr. Eran inicios del 68 y buscaba el personal idóneo para realizarlo.

Enrique conocía a Humberto “Tito” Caycho Alcántara de esas correrías adolescentes por las radios. Los padres de Caycho poseían una chacra en lo que hoy es Los Olivos, y Tito tocaba la guitarra con una maestría que Enrique admiraba. Ese año lo llamó y le dijo: Tito, hemos pensado en ti porque vamos a formar un conjunto tropical… con guitarra eléctrica. Tito (quien en el futuro sería uno de los compositores más exitosos de la cumbia peruana) aceptó poco entusiasmado.

Carlos Ramírez era un viejo amigo de Enrique, y estuvo involucrado en el proyecto casi desde el inicio. Era un trabajador estatal que venía de tocar en varias bandas militares y tocaba la percusión de la cumbia como si fuera banda de nuevaola.

Iempsa-Odeón sacó a la luz un primer 45 R.P.M. que demostró la solidez del proyecto. Tito Caycho tocaba la segunda y Enrique ya usaba esa guitarra eléctrica de 12 cuerdas que encargó a elaborar a Falcón, y que daba ese tono característico a sus creaciones. Pero Enrique seguía buscando.

Por esos días Fernando Quiroz se hallaba desocupado luego de la disolución de su banda Los Zany´s, y aceptó la invitación de Federico Laya Marí, periodista de Caretas, para ir a conocer a Enrique a su casa del Rímac. A medida que se acercaban y escuchaban el sonido de la música tropical, Fernando medio que se arrepentía. Usaba el pelo largo, jeans boca ancha, estudiaba música por su cuenta y se consideraba a sí mismo un rockero. Fernando se despachó con Wipe out y canciones de Los Zany´s para mostrar sus habilidades. Enrique no le preguntó nada a él, pero sí a sus músicos: “¿Queda?”. Al unísono Tito y Carlos respondieron: “¡Queda!”. No fue hasta la semana siguiente cuando tocaron en el Club de La Unión y Fernando vio la maestría con la guitarra de Enrique Delgado, que aceptó ser parte de Los Destellos. El grupo estaba completo.


COMO LA CHISPA A LA GASOLINA

Ese año mágico, Iempsa-Odeón terminó las grabaciones del primer LP. Fernando añadió ese demencial punteo al final de Guajira sicodélica e hizo de segunda guitarra de allí para adelante; Tito pasó al bajo. Además, en las grabaciones y actuaciones en vivo, se añadieron un par de músicos extras para la “carpintería”, que era como ellos llamaban a la percusión.

De allí para adelante la autoría y arreglos de los temas serían mayoritariamente de Enrique Delgado, aunque todos aportaron brotes de creación sin egoísmo. En los próximos cuatro años grabaron siete detonantes elepés. No sólo recorrieron el Perú varias veces dando conciertos, sino también todos los paraísos que la fama trajo consigo, mientras decenas de conjuntos aparecían a su alrededor siguiendo la fórmula que Enrique había ideado y la banda plasmado.

Con el paso del tiempo, Tito Caycho se convirtió en una de las pocas personas que posee el título de compositor vitalicio de la APDAYC, reconocimiento dado por la venta de sus canciones en el extranjero. Fernando Quiroz fundó otras bandas de cumbia y dejó en claro su condición de gran guitarrista y compositor. Carlos Ramírez, enigmático y sugestivo integrante a quien no se le ubica en paraderos conocidos, entró y salió varias veces del conjunto.

Para 1996, año en que Enrique fallece, el sonido tropical peruano continuaba en crecimiento; situación que continúa hasta nuestros días. Y todo comenzó hace 40 años.

*O más exactamente música tropical peruana; pero de ninguna manera “chicha”, que es la manera como a principios de los 80 era llamada despectivamente por músicos que se consideraban “profesionales”; el término es rechazado por consagrados músicos como Tito Caycho, Fernando Quiroz y Marino Valencia. Algunos ensayistas insisten en que la palabra chicha proviene de la La chichera, una exitosa guaracha de mediados de los 60, pero la relación es casi nula. Más detalles en nuestro fanzine Sótano Beat N° 9, de pronta publicación.

San Enrique Delgado Montes


17 de marzo de 2009
La República
Por Angel Páez

La inclusión de “Elsa”, un verdadero clásico del periodo fundacional de la cumbia nacional, en la banda sonora de la película La teta asustada de Claudia Llosa, debe entenderse como un homenaje a Los Destellos, de Enrique Delgado Montes, el verdadero forjador de la cumbia de sabor nacional. Niño prodigio de las cuerdas nacido en el barrio del Rímac, con ese título lo aceptó el Conservatorio de Música, y antes que terminara los estudios, ya tocaba para los folcloristas Pastorita Huaracina y Luis Abanto Morales, luego acompañó a los criollos Jesús Vásquez y Maritza Rodríguez, e integró una orquesta ranchera y otra de música cubana. Luego de haber probado de todo, en 1966, fascinado por el rock, Enrique Delgado fundó Los Destellos, que en un principio tocó Nueva Ola, hasta que el guitarrista comprendió que de todos los elementos de las músicas que había ejecutado podía surgir una versión propia de la cumbia colombiana. La chicha.

Edilberto Cuestas, director de Los Ecos, orquesta contemporánea y competidora de Los Destellos, entrevistado por el musicólogo Raúl R. Romero para el libro Andinos y tropicales, reconoce el papel fundamental de Enrique Delgado: “Tiene el mérito de haber sido uno de los primeros en plasmar en el disco lo que es la música tropical y en utilizar los acordes, la melodía, hacer la concordancia con la armonía. No era un músico simple, era un músico de escuela y dejó bastante enseñanza”.

Fallecido muy temprano, a los 57 años de edad (el 21 de marzo de 1996), de haber estado vivo El Patrón de la Cumbia, Enrique Delgado, podría haber compuesto la música de La teta asustada, cuya historia se desenvuelve en un miserable y tristísimo asentamiento humano de Manchay. La disquera Iempsa por coincidencia ha publicados dos discos con los grandes éxitos de Los Destellos, lo que representa una extraordinaria oportunidad para conocer o repasar los mejores temas del forjador de la cumbia, hijo de un charanguista cuzqueño que no quiso que este se dedicara a la música, pero que terminó inventando una que representaría a varias generaciones. ¡Esto es cumbia, mami!

"A los bosques me interno yo" - Los Destellos de Enrique Delgado

Este es un tema clásico de Los Destellos, creado por su fundador Enrique Delgado Montes en la plenitud de su carrera artística. La canción deja notar la mezcla magistral que efectuaba Enrique entre la cumbia tropical y los acordes serranos. Todo un legado.


En la playa, la vida es más sabrosa

Enrique Delgado, creador e impulsor de Los Destellos en la plenitud de su vida. Posa para el lente en una playa limeña junto a la primera bailarina del grupo de cumbia. Ivanna Cortés es su nombre y en la actualidad radica en los Estados Unidos.


"Caminito Serrano" - Los Destellos de Enrique Delgado Montes

Este video del tema "Caminito serrano" (con algunas fallas por el tiempo)nos muestra al maestro Enrique Delgado y los verdaderos Destellos, con el extraordinario bajista y compositor Tito Caycho, el "Chino" Bustamante y Cachito en las tumbas. Todo una joya de principios de los 90s, captada en una de esas interminables noches tropicales en alguna playa de estacionamiento del centro de Lima.


Los Destellos - 40 años después


20 de febrero de 2008
Blog Disconformes de El Comercio
Por Francisco Melgar Wong

 La invención de un género

Imagina una banda de hipnóticos ritmos tropicales, de intensos compases basados en la cumbia colombiana y el guanguancó, un verdadero ensamble de timbales, bongós y congas decidido a conjurar el espíritu de los bailes del caribe. Imagina también que sobre esta ardiente urdimbre rítmica se levanta una enorme ola eléctrica de guitarras y teclados del surf californiano y el rock garajero; con wah-wahs, fuzztones, moogs y farfisas disparando sus modernas y lisérgicas municiones hacia todas partes. Ahora bien, imagina que las misteriosas melodías generadas por esta agrupación se alimentan nada menos que de las voces tradicionales de la costa y sierra peruanas.

Aunque para algunos sea difícil de creer, esta banda no solo existió, sino que, hacia finales de los 60s y comienzos de los 70s, editó un puñado de discos cuya influencia sigue remeciendo las salas de baile del Perú, Ecuador, Colombia, Bolivia, Argentina y, recientemente, Estados Unidos. Por supuesto, en los años ochenta el estilo recibiría una mayor influencia andina, cambiaría de nombre, echaría raíces sobre los arenales de la panamericana norte y se convertiría en el género musical peruano más popular de nuestro tiempo. Pero, como todos bien saben, esa ya es otra historia.

Volvamos entonces a 1968. El telón se levanta en el distrito del Rímac, donde Enrique Delgado, un joven de pudorosa raya al costado y enormes gafas a lo Roy Orbison, decide replantear la dirección musical de su grupo, los Destellos, dejando atrás el sonido 'nuevaolero' de su primer 45 rpm. para editar un nuevo sencillo bajo el nombre de "El avispón".

El riff de guitarra inicial, cuatro acordes espaciados por el vibrante silencio de un amplificador a tubos, podría haber salido de cualquier disco de 13th Floor Elevators, The Remains o Count Five, pero pocos segundos después los timbales, el guiro, la tumba y los bongos, nos hablan de un escenario al sur de los Estados Unidos, y, finalmente, la melancólica melodía de la guitarra eléctrica nos lleva aún más cerca, al pie de la cordillera de los Andes, pero de una forma en que nadie lo había hecho antes, con una electricidad y un colorido inusitados en la música tradicional.

Un corte transversal a la historia del Perú: ¿recuerdan los sicodélicos afiches de la reforma agraria hechos por Jesús Ruiz Durand ese mismo año? Bueno, quizás uno de ellos no habría sido una mala portada para este disco.

La creación de un nuevo género musical es una tarea casi imposible para la mayoría de músicos, pero al revisar la infancia y adolescencia de Enrique Delgado uno puede llegar a creer que este joven del Rímac estaba predestinado a inventar la cumbia peruana y, por si esto fuera poco, a señalar el camino que más adelante nos llevaría hacia la música chicha. Fundido en negro. Enrique Delgado, a los cinco años, trata de sacarle sonidos a una mandolina. Corte. Enrique Delgado, a los seis años, en la sala de su casa, concentrado en las cuerdas de su guitarra acústica. Fundido en negro. Enrique Delgado, a los once años, aceptado por el conservatorio de música. Corte. Enrique Delgado, a los trece años, convertido en la primera guitarra de Luis Abanto Morales y la Pastorita Huaracina, de gira por todo el Perú. Fundido en negro. Enrique Delgado a los quince años, expulsado de la casa paterna por decidir dedicarse a la música a tiempo completo. Corte. Enrique Delgado, dividiendo su tiempo entre distintas bandas: una de música mexicana, una de música criolla y otra de música infantil. Fundido en negro. Enrique Delgado dirige la Orquesta Fantasía, especializada en temas de la Sonora Matancera. Corte. Enrique Delgado, a los veinticinco años, tocando guitarra en una banda de nueva ola y rock llamada Los Destellos. Fundido en negro. 1968, se edita "El avispón". La historia de la música acaba de dar otro vuelco imperceptible.

Ahora, lo que le importa a la gente: ¿dónde podemos encontrar esta canción? Por suerte, en casi todas las discotiendas de la ciudad. El disco en cuestión se llama "Los Destellos-Enrique Delgado" e incluye otros clásicos instrumentales de la cumbia como "Caminito Serrano", "Chachita", la cósmica y alucinada "Guiajira sicodélica", una versión del "Carnaval de Arequipa" y otra de "Für Elise", cuyo crédito reza: Ludwig Van Beethoven/Enrique Delgado. Para aquellos que se queden pegados y pidiendo más Destellos es recomendable "Para todo el mundo - Vol. II", entre cuyos temas sobresalen "La muerte del preso que se fugó por ir a bailar", "El eléctrico", "Huascarán", "La ardillita" (Lado B de "El avispón") y "Apolo 11", canción donde el guitarrista imita el despegue de un cohete golpeando su amplificador.

Aunque Enrique Delgado falleció hace varios años, Los Destellos se siguen presentando, dirigidos por su hermana, Edith Delgado. Los integrantes han cambiado pero el espíritu de Enrique persiste a través de sus composiciones, aunque recientemente las canciones instrumentales le han cedido demasiado espacio a los temas con voz. En todos caso, vale la pena escucharlos. Es probable que estén tocando más cerca de lo que imaginas. Solo hay que salir a buscarlos. Allí están.
Francisco Melgar Wong

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